La reconocida actriz y cantante Susana Zabaleta fue objeto de intensos abucheos por parte de un grupo de reporteros de espectáculos a su llegada al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Este tenso episodio, captado en video y rápidamente viralizado, surge como una escalada en la ya ríspida relación entre algunas figuras públicas y la prensa, detonada por una controversial parodia del podcast “La Cotorrisa”, protagonizado por su pareja, el comediante Ricardo Pérez. La artista reaccionó al incidente calificándolo directamente como un acto de misoginia, generando un debate crucial sobre el trato mediático y las responsabilidades en el ámbito del entretenimiento.
El ambiente en el AICM se tornó hostil cuando Zabaleta, al descender de un vuelo proveniente de Ajijic, Jalisco, se encontró con aproximadamente veinte reporteros que, en lugar de solicitar entrevistas, comenzaron a corear repetidamente la consigna “¡prensa digna, prensa digna!”. Lejos de ignorar la provocación, la actriz respondió con su característico sarcasmo, incluso uniéndose irónicamente al coro de los periodistas, un gesto que, lejos de calmar los ánimos, avivó la protesta y provocó abucheos aún más intensos. Este inusual recibimiento se produce en un contexto de creciente inconformidad en el gremio periodístico, derivado de una sátira realizada por Ricardo Pérez y su equipo, en la que se mofaban abiertamente de los programas de espectáculos y sus presentadores.
Zabaleta no tardó en expresar su sentir, tanto en el momento como posteriormente a través de sus redes sociales. En un breve intercambio con un reportero, la intérprete fue categórica al afirmar: “Mi carrera con Ricardo no tiene nada que ver”, dejando en claro su postura de desvincular su trayectoria profesional de los conflictos generados por su pareja. Posteriormente, en un video, la actriz relató el incidente y cuestionó la lógica detrás de los ataques: “Vengo llegando de Ajijic… me encuentro como a 20 reporteros a la salida de las maletas y empiezan a gritar ‘prensa digna’, yo volteo y les digo ‘prensa digna… me empezaron a abuchear, eso es misoginia aquí y en todas partes del mundo se le llama misoginia”.
La actriz enfatizó su indignación por ser blanco de las críticas, argumentando que responsabilizar a una mujer por las acciones de su compañero es una forma de misoginia. “Yo no tengo la culpa de la cantidad de vistas que tiene La Cotorrisa, eso es echarle la culpa a una mujer. Si tienen algo que decirle, díganselo a Ricardo, yo sigo trabajando y seguiré trabajando”, aseveró Zabaleta. Esta declaración subraya una problemática recurrente en el entretenimiento, donde a menudo las mujeres en el ojo público son juzgadas o penalizadas por el comportamiento de sus parejas masculinas, un doble rasero que la actriz no está dispuesta a tolerar.
El trasfondo de esta confrontación se remonta a semanas atrás, cuando Susana Zabaleta y Ricardo Pérez tuvieron un altercado previo con la prensa en el mismo aeropuerto. En aquella ocasión, la actriz tropezó mientras intentaba evadir a los reporteros, lo que desató la furia del comediante, quien confrontó directamente a los periodistas. Este episodio fue seguido por la burla de Ricardo Pérez en su podcast, donde criticó la labor de la prensa del corazón. La difusión de esta parodia intensificó la tensión, llevando a la manifestación de descontento que ahora ha recaído sobre Zabaleta, a pesar de que Pérez había transitado por el aeropuerto horas antes sin ser confrontado, un hecho que la actriz no dejó de señalar.
La situación evidencia una creciente polarización entre ciertos exponentes del medio artístico y los medios de comunicación, especialmente aquellos dedicados a la farándula. La acusación de misoginia por parte de Susana Zabaleta no solo pone de manifiesto su rechazo al trato recibido, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre las dinámicas de poder, el respeto profesional y la equidad de género dentro de la esfera pública. Este incidente refuerza la necesidad de un diálogo constructivo entre ambas partes para evitar que las tensiones escalen y se vean afectadas la dignidad y la reputación de los involucrados en la industria del espectáculo.
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