Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal han anunciado formalmente su reconocimiento del Estado de Palestina. Esta decisión histórica, que se produce en la antesala de la Asamblea General de las Naciones Unidas, representa un desafío directo a la postura de Estados Unidos y un posible reequilibrio en el apoyo internacional a Israel, especialmente en el contexto de la intensificación de la ofensiva en Gaza. El reconocimiento por parte de estos aliados occidentales de Washington se suma a los más de 140 países que ya han dado este paso, y se espera que otras naciones, como Francia, sigan el mismo camino en los próximos días.
La medida ha sido impulsada por la creciente presión internacional debido a la crisis humanitaria en Gaza, donde la ofensiva militar israelí ha cobrado la vida de miles de personas. Primeros ministros como el británico Keir Starmer han declarado el reconocimiento para «revivir la esperanza de paz y una solución de dos Estados», subrayando la necesidad de un futuro pacífico tanto para palestinos como israelíes. Este viraje no es repentino; en julio pasado, Starmer ya había advertido que reconocería un Estado palestino si Israel no mostraba «medidas sustanciales» para mejorar la situación en Gaza.
El contexto de esta serie de reconocimientos se da en un momento crucial. La ofensiva israelí en Gaza se ha profundizado, y las acciones de Israel han sido calificadas como genocidio por una comisión independiente de la ONU y la Asociación Internacional de Estudiosos de Genocidio. Además, el Programa Mundial de Alimentos ha advertido sobre una hambruna inminente en la Franja. La decisión de estos países busca dar mayor peso a las demandas de un cese al fuego y revitalizar las negociaciones de paz, ofreciendo más herramientas a quienes buscan una coexistencia pacífica y el fin de Hamás.
Sin embargo, la reacción de Israel ha sido contundente. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha reafirmado que “no habrá” un Estado palestino y ha amenazado con anexarse Cisjordania. Estados Unidos, por su parte, ha calificado el reconocimiento de «teatral» y ha enfatizado que su enfoque sigue siendo la diplomacia seria, la liberación de rehenes y la seguridad de Israel, sin Hamás. Este contraste de posturas pone de manifiesto la complejidad y la profunda división en torno a la solución de dos Estados.
El reconocimiento oficial tiene un valor más allá de lo simbólico, aunque algunos analistas lo consideran impráctico en la ausencia de un territorio y una autoridad gubernamental clara para el Estado palestino. A pesar de estas consideraciones, la movilización diplomática busca consolidar el respaldo internacional y definir una hoja de ruta para una solución negociada al conflicto. La cumbre internacional en Nueva York, convocada por Francia y Arabia Saudita, tiene como objetivo principal impulsar el reconocimiento del Estado palestino y reactivar la solución de dos Estados, priorizando el cese al fuego en Gaza y el acceso a la ayuda humanitaria.
Este movimiento diplomático por parte de potencias occidentales representa un paso significativo hacia una posible reconfiguración del panorama geopolítico en la región y un refuerzo a la posición palestina en el escenario global. La esperanza es que este reconocimiento presione a todas las partes a avanzar hacia una paz justa y duradera, que permita a Palestina vivir junto a Israel en seguridad y buena vecindad, conforme a las resoluciones internacionales. La comunidad internacional observa atentamente cómo se desarrollarán los próximos acontecimientos tras este importante desafío a la tradicional alianza con Estados Unidos e Israel.
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