La inflación general en México experimentó un leve repunte durante el mes de agosto de 2025, alcanzando un 3.57% a tasa anual, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Este incremento, que supera ligeramente el 3.51% registrado en julio, rompe una racha de dos meses consecutivos de desaceleración y generó cierta sorpresa entre los analistas que esperaban un avance marginalmente menor. A pesar de esta aceleración, el indicador se mantuvo por segundo mes consecutivo dentro del rango objetivo del Banco de México (Banxico), establecido en 3% +/- 1 punto porcentual, un dato crucial para la estabilidad económica del país. Este movimiento en los precios al consumidor es de vital importancia, pues impacta directamente el poder adquisitivo de las familias mexicanas y las decisiones de política monetaria del banco central.
El alza en la inflación general se explica principalmente por el encarecimiento de ciertos productos y servicios. Entre los bienes que mostraron un mayor impacto en el bolsillo de los consumidores destacan los servicios de loncherías, fondas, torterías y taquerías, con un incremento del 0.63%, y algunos productos agropecuarios. Específicamente, el chile serrano registró un notable aumento del 34.94% mensual, mientras que el tomate verde subió 16.71%. Otros productos con incrementos significativos fueron la carne de res, cebolla y cigarros. Por otro lado, algunos bienes vieron sus precios descender, como el pollo (-4.02%), el jitomate (-11.46%) y el transporte aéreo (-9.76%), lo que contribuyó a contener un alza aún mayor del índice general. Estos movimientos reflejan la complejidad de las dinámicas del mercado y la interacción entre la oferta y la demanda.
Un factor clave en el análisis de la inflación es el comportamiento de la inflación subyacente, que excluye los componentes más volátiles como los precios de energéticos y alimentos frescos. Este indicador, considerado por Banxico como un mejor parámetro para medir la trayectoria de los precios a mediano y largo plazo, se mantuvo estable en 4.23% a tasa anual en agosto, sin cambios respecto a julio. La persistencia de este nivel sugiere que, si bien la presión sobre los precios ha cedido en algunos frentes, aún existen riesgos latentes en sectores como alimentos y servicios, lo que demanda una vigilancia constante por parte de las autoridades monetarias. La resiliencia de la inflación subyacente es una señal de presiones persistentes en la demanda interna, según algunos analistas.
En respuesta a este panorama, el Banco de México ha continuado con su ciclo de ajustes en la tasa de interés de referencia. En agosto, Banxico decidió recortar nuevamente su tasa en 25 puntos base, situándola en 7.75%, una magnitud menor a los recortes previos y mostrando una postura más cautelosa. Este movimiento refuerza las expectativas de que el banco central aplicará un nuevo recorte de 25 puntos base en su reunión de septiembre, llevando la tasa interbancaria de referencia a 7.50%. La meta permanente de Banxico es mantener la inflación en 3% con una variabilidad de +/- 1 punto porcentual, y el dato de agosto, aunque acelerado, no impide el cumplimiento de esta meta en el horizonte previsto.
La junta directiva de Banxico ha considerado diversos factores en sus decisiones, incluyendo el tipo de cambio, la debilidad económica y los efectos de las políticas comerciales internacionales. Aunque la mayoría del consejo directivo prevé que la inflación general convergerá al 3% hacia el tercer trimestre de 2026, un miembro, Jonathan Heath, ha expresado que este pronóstico podría ser “poco realista”. Esta divergencia de opiniones subraya la incertidumbre y los desafíos que enfrenta la política monetaria en un entorno económico global complejo.
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