Cada 22 de agosto se celebra el Día del Bombero en México, una fecha para reconocer la entrega, valentía y compromiso de quienes arriesgan la vida para proteger la de los demás. Y sí, en la CDMX hay miles de razones para agradecerles.
Una historia que arde de orgullo
El origen de esta efeméride se remonta a 1873, cuando se fundó el primer cuerpo de bomberos voluntarios en Veracruz. Desde entonces, la figura del bombero ha evolucionado, pero mantiene la misma esencia: servicio, coraje y comunidad.
En 1951, el presidente Miguel Alemán decretó oficialmente el 22 de agosto como el Día Nacional del Bombero, rindiendo homenaje a quienes hacen del peligro, su rutina diaria.
Héroes de tiempo completo
En México hay más de 13 mil personas registradas como bomberos y bomberas, de los cuales alrededor de 10 mil son hombres y poco más de 3 mil, mujeres, según datos oficiales. Además, más del 25% de ellos trabajan en la Ciudad de México, considerada una de las zonas más exigentes por su densidad poblacional y complejidad urbana.
Mucho más que apagar incendios
Los bomberos no solo sofocan llamas. También rescatan personas atrapadas, atienden fugas de gas, auxilian en inundaciones, derrumbes, accidentes viales y hasta emergencias con animales. Su trabajo es 24/7 y pocas veces reconocido como se merece.
El Heroico Cuerpo de Bomberos de CDMX
Fundado en 1887, el Heroico Cuerpo de Bomberos de la CDMX es una institución con más de 130 años de historia. Actualmente cuenta con más de 1,600 elementos y se rige por un Manual Administrativo actualizado en 2024, que garantiza profesionalismo, preparación constante y enfoque en la atención ciudadana.
¡También tienen museo!
¿Sabías que existe el Museo del Heroico Cuerpo de Bomberos? Está ubicado en la alcaldía Venustiano Carranza y resguarda uniformes, equipos antiguos, fotografías históricas y hasta una réplica de estación. Una parada obligada para entender el valor de esta profesión desde sus raíces.
Un trabajo con fuego en el corazón
A pesar de los riesgos, la mayoría de bomberos y bomberas aseguran amar su trabajo, pues les da sentido de comunidad y propósito. Sin embargo, también exigen mejores condiciones laborales, equipo adecuado y reconocimiento institucional.
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