El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, advirtió este jueves que su país aplicará represalias arancelarias del 50% a las importaciones procedentes de Estados Unidos si el gobierno de Donald Trump implementa su amenaza de imponer un arancel del 50% a productos brasileños a partir del 1 de agosto. Esta medida unilateral anunciada por Trump tiene como trasfondo político la disputa por el juicio contra el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, lo que ha tensado aún más las relaciones comerciales entre ambas potencias. Lula adelantó que buscará primero negociar con Washington para revertir esa decisión, pero no dudará en actuar bajo la legislación brasileña de reciprocidad si no se logra un acuerdo.
El mandatario brasileño mostró su rechazo a que Estados Unidos utilice los aranceles como una herramienta para interferir en la justicia y la política interna de Brasil. Lula destacó que la balanza comercial bilateral ha favorecido a EE.UU. en los últimos 15 años, refutando así los argumentos de Trump para justificar el castigo comercial. Asimismo, expresó su respeto por la independencia del Poder Judicial brasileño y criticó la postura estadounidense de defender a Bolsonaro ante el proceso judicial por el intento de golpe de Estado que enfrenta en la Corte Suprema[1][5]. Lula sentenció que Trump fue elegido para gobernar su país, pero no para ejercer de «sheriff del mundo» ni dictar políticas comerciales a otros estados soberanos.
Para gestionar este conflicto, el presidente brasileño anunció la creación de un comité que incluirá empresarios para monitorear la situación día a día y evaluar la política comercial con Estados Unidos. Además, adelantó que Brasil coordinará una acción conjunta en la Organización Mundial del Comercio (OMC) junto a otros países afectados por medidas similares de EE.UU., en busca de una solución diplomática y legal que evite una guerra comercial abierta. Sin embargo, Lula no descartó recurrir a la Ley de Reciprocidad, aprobada por el Parlamento brasileño en abril, que permite adoptar medidas proporcionales frente a barreras comerciales unilaterales que dañen la competitividad del país.
El anuncio de aranceles adicionales del 50% a importaciones brasileñas fue comunicado por Trump como respuesta directa a la persecución judicial contra Bolsonaro, lo que en Brasil se interpreta como un intento de EE.UU. de influir de manera indebida en asuntos nacionales. Lula acusó al expresidente Bolsonaro y a su entorno de ser responsables del deterioro en las relaciones comerciales, señalando que fue el propio hijo de Bolsonaro, Eduardo, quien viajó a Estados Unidos para presionar a Trump en favor de esa penalización. La estrategia de Washington no solo afecta a Brasil sino que también podría desatar un efecto dominó en las relaciones comerciales de EE.UU. con otros países.
Las exportaciones brasileñas a Estados Unidos alcanzaron en 2024 un valor de 40.368 millones de dólares, equivalentes al 12% del total de ventas externas del país, por lo que la aplicación de estos aranceles tendría un impacto significativo en la economía brasileña. Frente a este escenario, Lula apuesta por la negociación y las vías institucionales, pero no teme responder con firmeza para proteger los intereses económicos y soberanos de Brasil. La advertencia de Lula resalta la importancia de respetar la autonomía de cada país y el equilibrio en las relaciones comerciales internacionales, subrayando que cualquier conflicto debe resolverse con diálogo pero también con medidas proporcionales si es necesario.
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