Sí, hace 70 años las mujeres mexicanas ejercieron su derecho al voto por primera vez.
Aunque hoy nos parezca impensable no poder participar en una elección, hubo una época en la que el voto era cosa exclusiva de hombres. No fue hasta el 3 de julio de 1955 que las mujeres acudieron por primera vez a las urnas para votar en elecciones federales. Ese día no solo se marcó una casilla, se marcó la historia.
Un logro que no cayó del cielo
El voto femenino no fue un favor ni un regalo. Fue el resultado de décadas de lucha de mujeres que alzaron la voz, marcharon, escribieron y exigieron igualdad. Activistas, maestras, intelectuales y obreras que, desde mucho antes del siglo XX, peleaban por un espacio en la vida política del país.
Entre las pioneras destaca Elvia Carrillo Puerto, conocida como “la monja roja del Mayab”, quien fue la primera mujer en llegar al Congreso de Yucatán en 1923. Aunque fue obligada a renunciar, su legado siguió inspirando a muchas otras.
La reforma que lo cambió todo
Fue en 1953 cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma constitucional que reconocía por fin los derechos políticos de las mujeres, permitiéndoles votar y ser electas en comicios federales. Tuvieron que pasar dos años más para que esa reforma se hiciera realidad en las urnas.
El 3 de julio de 1955, miles de mujeres acudieron por primera vez a votar en unas elecciones federales en México. Y ese mismo año, fueron electas las primeras diputadas federales, entre ellas: Aurora Jiménez de Palacios, Alicia Arellano Tapia y María Lavalle Urbina.
Un cambio que no se detuvo
Desde aquel domingo electoral, la participación política de las mujeres ha crecido paso a paso. Hoy, gracias a reformas recientes y a la presión de colectivas feministas, la paridad en el Congreso es una realidad, y México ha visto llegar a mujeres a cargos que antes eran impensables: gobernadoras, ministras, y ahora, la primera presidenta de la República.
¿Por qué importa recordarlo?
Porque los derechos no son eternos si no se ejercen ni se defienden. Recordar este día es honrar a quienes lucharon por ese derecho y también reconocer que la participación de las mujeres sigue enfrentando barreras: violencia política de género, simulación de candidaturas, y falta de representación en comunidades indígenas y rurales.
El voto, un derecho y una herramienta
Votar no es solo un acto individual. Es una forma de cambiar lo que nos rodea, de exigir que se escuche la voz de todas y todos. Por eso, cada 3 de julio también es un recordatorio de que la democracia se construye con igualdad.
Hoy se vota, pero también se vigila
Gracias a esa conquista histórica, hoy las mujeres no solo votan, también vigilan elecciones, son funcionarias, candidatas, periodistas y observadoras electorales.
Y aunque el camino no ha sido fácil, cada elección es una oportunidad para avanzar en esa lucha que comenzó mucho antes de 1955.
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