- La IA nos permite crear, escribir y visualizar con una velocidad nunca vista.
- Pero también plantea preguntas urgentes: ¿cuánto contamina entrenar un modelo? ¿Quién decide qué se entrena?










Las imágenes que ves en esta nota fueron generadas con inteligencia artificial. No fueron hechas por fotógrafos ni por ilustradores, sino por un modelo como ChatGPT que interpreta instrucciones, las procesa y devuelve una imagen en segundos.
Hoy en día, la IA puede producir textos, imágenes, música e incluso videos, abriendo nuevas posibilidades para los medios de comunicación, la educación y la creación artística. Para un equipo periodístico como el de Diario Patria, estas herramientas nos permiten ilustrar, prototipar o explicar ideas complejas con rapidez y alcance.
Pero… ¿a qué costo?
Entrenar un modelo como ChatGPT, DALL·E o cualquier otro de uso masivo requiere enormes cantidades de energía. Se estima que entrenar modelos de lenguaje avanzados puede emitir más de 280 toneladas de CO₂, el equivalente a las emisiones anuales de 60 autos.
Además del impacto ambiental, la IA también genera otras preguntas éticas:
— ¿Qué imágenes y datos se usan para entrenarla?
— ¿Quién decide lo que puede o no generar?
— ¿Qué pasa con los empleos creativos o con los sesgos que replica?
El debate sobre el uso responsable de la inteligencia artificial no es sólo técnico: es ecológico, social y político.
Ciudad de México quiere adelantarse
En octubre de 2024, el diputado local Víctor Hugo Romo presentó una iniciativa para hacer de la Ciudad de México la primera entidad del país en regular la inteligencia artificial.
“Vamos a ser punta de lanza para dar un ejemplo en el país al regular la Inteligencia Artificial, y celebro que todos los grupos parlamentarios hayan participado en la elaboración de esta iniciativa”, afirmó Romo durante su presentación.
También subrayó que “el uso de la IA y el resguardo de los datos debe ser equilibrado”, en referencia a los riesgos que implica la automatización sin control sobre la privacidad y la integridad de la información pública.
La propuesta busca garantizar transparencia, responsabilidad y protección de datos en el desarrollo y uso de esta tecnología, con una visión de beneficio colectivo y no meramente económico.
- La IA es poderosa, pero no inocente: usarla implica asumir sus consecuencias
- Crear con tecnología también exige preguntarse a quién se afecta y cómo se compensa
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