En 2024, las remesas enviadas por migrantes mexicanos alcanzaron un nuevo máximo histórico, sumando 64,745 millones de dólares, según datos del Banco de México (BdeM). Este monto consolidó a las remesas como la principal fuente de divisas para la economía mexicana, superando sectores clave como el agroalimentario, el turismo y las exportaciones petroleras.
Por quinto año consecutivo, los envíos de dinero desde el extranjero, principalmente desde Estados Unidos, representaron el mayor ingreso de dólares al país. En comparación, el sector agroalimentario generó 53,849 millones de dólares, destacando productos como la cerveza (6,722 millones) y el tequila (4,280 millones). En tercer lugar se ubicó la inversión extranjera directa (IED), con 36,872 millones de dólares, mientras que el turismo y las exportaciones petroleras ocuparon el cuarto y quinto lugar con 31,758 millones y 27,621 millones, respectivamente.
Aunque la industria automotriz fue el único sector que superó a las remesas con 160,600 millones de dólares, este resultado depende en gran medida de importaciones de piezas y maquinaria, lo que limita su impacto neto en la economía nacional. Por ello, las remesas destacan como un ingreso directo que beneficia a millones de familias mexicanas.
El flujo constante de remesas ha sido impulsado por factores como el aumento en la remesa promedio mensual (394 dólares) y la estabilidad económica en Estados Unidos. Desde 2020, tras la crisis sanitaria por COVID-19, las remesas han crecido significativamente, consolidándose como un pilar económico para México. En 2024, estas aportaron aproximadamente 3.9% del PIB nacional y beneficiaron a más de 4.9 millones de hogares.
A pesar del récord alcanzado, analistas advierten sobre posibles riesgos para 2025 debido a políticas antiinmigrantes en Estados Unidos bajo la administración del presidente Donald Trump. Sin embargo, las remesas continúan siendo una fuente clave para fortalecer la economía mexicana frente a desafíos globales.
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