El presidente Donald Trump protagonizó anoche un polémico discurso ante el Congreso que desató fuertes reacciones entre demócratas y republicanos. En una intervención de tono triunfalista que duró más de 90 minutos, Trump defendió sus controvertidas políticas de las últimas semanas y lanzó duras advertencias tanto a nivel interno como internacional, generando un ambiente de tensión sin precedentes en el Capitolio.
Ante un hemiciclo visiblemente dividido, el mandatario presumió de una «acción rápida e implacable» en sus primeros 43 días de gobierno. Destacó la paralización de contrataciones federales, el fin de regulaciones ambientales y su retirada de acuerdos internacionales como el Acuerdo de París sobre cambio climático. En un tono desafiante, Trump pidió al Congreso aprobar recortes fiscales masivos, que según él «revitalizarán la economía americana», y solicitó fondos adicionales para intensificar las deportaciones de inmigrantes indocumentados.
En materia de política exterior, Trump declaró la «guerra» a los cárteles mexicanos, a los que acusó de amenazar directamente la seguridad nacional de EE.UU. Esta declaración provocó una inmediata reacción del gobierno mexicano, que calificó las palabras del presidente como «una injerencia inaceptable». Trump también defendió su polémico giro en la política hacia Ucrania y su acercamiento a Rusia, además de justificar la imposición de aranceles a varios países, incluidos aliados tradicionales como Canadá y la Unión Europea.
El discurso generó fuertes protestas entre los demócratas presentes, llegando incluso a la expulsión del representante Al Green de Texas por increpar directamente al presidente, gritando «¡Mentiroso!» durante la sección sobre inmigración. Varios legisladores demócratas abandonaron la sala en señal de protesta, mientras otros permanecieron sentados en silencio, negándose a aplaudir incluso en momentos tradicionalmente bipartidistas.
Analistas políticos califican el discurso como un mitin de campaña más que una alocución institucional, señalando que Trump pareció dirigirse principalmente a su base de apoyo, reafirmando su agenda nacionalista y anti-establishment. El tono y contenido del mensaje auguran un periodo de alta tensión política en Washington de cara a las elecciones de medio término de 2026, con una probable profundización de la polarización que ha caracterizado la política estadounidense en los últimos años.
La reacción internacional no se hizo esperar, con varios líderes mundiales expresando su preocupación por el tono beligerante del discurso. La Unión Europea, en particular, emitió un comunicado conjunto llamando al diálogo y la cooperación, en un intento por suavizar las tensiones comerciales y diplomáticas con Washington.
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